sábado, 15 de diciembre de 2012


ALCANZAR  EL SILENCIO

"Señor: dame el don del silencio.
El don de saber oírte a Ti y de poder auscultarme a mí.
De poder detectar tu Voluntad y de saber hallar mi debilidad peligrosa.
De penetrar perdón, de abrirme a tus misterios y de librarme de este otro misterio de mi pecado.
Hazme hallar, Señor, ese silencio de plenitud, que es la Palabra tuya, la que debe ser oída en eterno silencio.
Hazme andar al unísono con Ella.
Hazme sentir con su propio latido.
Haz, Señor, que con tu Verdad y tu Amor me compenetre.
Dame de tu silencio, Oh Dios; ábreme los oídos interiores para que te metas Tu por toda mi alma, para que en esa invasión sea yo libre, y en tu Luz se me apaguen todas las voces del exterior.
Señor, si me das el silencio me conoceré y te conoceré... y yo quisiera que fuese así, Señor, porque quisiera comenzar a ser, de veras, hijo tuyo... Amén."

Santiago Bengoechea

sábado, 27 de octubre de 2012


Cada cual reza con lo que cree; su Dios es hechura de sí mismo, y al rezar, se honra a sí mismo. Por eso anatematiza las creencias de los demás; lo cual no haría si fuese justo, porque el desagrado hacia la religión ajena se basa en la ignorancia.
          Ibn Arabi (Abenarabi)
 

martes, 13 de marzo de 2012

EL ALMA TENÍAS

El alma tenías
tan clara y abierta,
que yo nunca pude
entrarme en tu alma.
Busqué los atajos
angostos, los pasos
altos y difíciles...
A tu alma se iba
por caminos anchos.
Preparé alta escala
-soñaba altos muros
guardándote el alma-,
pero el alma tuya
estaba sin guarda
de tapial ni cerca.
Te busqué la puerta
estrecha del alma,
pero no tenía,
de franca que era,
entrada tu alma.
¿En dónde empezaba?
¿acababa, en dónde?
Me quedé por siempre
sentado en las vagas
lindes de tu alma.
                                              Pedro Salinas

sábado, 3 de marzo de 2012

Reflexionemos

Este video habla de México, pero da igual, también nos lo podemos aplicar. ¡Ya lo creo!

DESARROLLO MORAL

  
     “Los valores morales dependen de la libertad humana” por tanto el máximo valor que tenemos y con el que nacemos es la libertad, pero no la libertad entendida como la NO esclavitud, sino la libertad como una capacidad mental que hay que cultivar.
     Cada vez que hacemos o decimos algo, estamos ejercitando nuestra libertad. Incluso cuando hacemos o decimos algo que no queremos,  bien por conveniencia o porque estamos frente a un dilema, también estamos haciendo uso de nuestra libertad. Y haciendo uso de nuestra libertad adquirimos otros valores que nos permiten hacer coherente nuestro mundo interior - exterior. Supongo que esa coherencia es una de las claves de la felicidad y de la humanización.



¿QUÉ SIGNIFICA SER UNA PERSONA MORALMENTE DESARROLLADA?

     El desarrollo moral es un constante diálogo interpersonal donde el sujeto a través de sus aprendizajes y razonamientos evalúa lo correcto y lo justo y actúa según sus estándares internos, haciendo lo que considera correcto aunque esto en ocasiones le lleve a infringir la norma.



El desarrollo moral de Anita.

     Nada más nacer supe  que mi vida sería un continuo aprendizaje. En mi infancia la palabra NO parecía ser la preferida de los adultos, tanto en casa como en el colegio: - ¡NO hagas esto!, ¡NO hagas lo otro!, ¡eso NO se hace!… incluso cuando estaba con mis amigos por fín ajena a la palabra NO, se llegó a dar alguna circunstancia en la que algún amigo me dijo - ¡eso NO se hace, lo ha dicho mi mamá!. Y debo admitir, que en más de una ocasión acepte ese NO para evitar posibles situaciones desagradables, como: -¡vete a tu habitación y no salgas hasta que yo te lo diga!, o esa rápida palmada en el culo que no sabías ni por donde había llegado.
      Cuando fui más mayor, o al menos eso creía yo, comencé a oír palabras, como siempre provenientes de los adultos, e incluso de mis propios amigos que aunque no sabía bien qué querían decir, me parecía que debía adoptarlas como propias. Pertenecer y participar de lo que me rodeaba, era importante para mí. El “esto está bien” y “esto está mal” o el “hay que ser así” o “hay que ser asá” sustituía el temido NO de mi infancia.
     Manejaba palabras como libertad, solidaridad, justicia, tolerancia, belleza, y sus antónimos por supuesto, y me parecía  tener claro qué modelos debía seguir. Siempre me llamaba la atención que las personas no valoraran de la misma forma las cosas. ¡Lo que está bien, está bien! y eso debía servir para todos, pero estaba claro que no. Por lo visto,  no todo el mundo estaba dispuesto a mejorar el mundo, ni a mejorarse a si mismo, ¿sería que sus procesos mentales eran distintos? o ¿sería que no damos importancia a las mismas cosas?



      Con el tiempo me di cuenta de que esas palabras de mi adolescencia conducían ahora mis actos,  y que me había comprometido con ellas, no eran simples palabras que obedecían a unas normas sociales, eran cualidades que me permitían sentirme más humana y quizá contribuían de alguna forma  a un mundo mejor…

M.V.